La música no sólo enriquece la vida de aquellos que la escuchan sino que ayuda en las tareas cotidianas de aprendizaje de los niños. A lo largo de los años se han creado canciones para aprender el abecedario, las tablas de multiplicar, sumar y restar, los meses del año o los días de la semana entre otros. Esto, además de hacer el proceso de aprendizaje más lúdico, estimula la memorización. Es más sencillo aprender las preposiciones cantando que narrándolas. Ocurre lo mismo con las tablas de multiplicar. Podemos encontrar grabaciones para aprender las matemáticas al igual que aprendemos el abecedario en inglés con la conocida Abc Song utilizando la melodía de Twinkle, Twinkle Little Star.
En este aspecto la música se convierte en una muleta de aprendizaje para el niño. Inicialmente entra en su vida de forma divertida con propósito didáctico y, sin darse cuenta, va aprendiendo aquellas tareas elementales pero a la vez importantes dentro de su propio desarrollo como individuo. La música es un arte disciplinar, pues existen canciones para recordar actividades del día a día como la que utilizamos para guardar los juguetes y pasar a otra actividad. De igual forma puede sensibilizar al niño. Por medio de las canciones infantiles se pueden aprender valores tan simples como el compañerismo y la solidaridad. La música es también un medio socializador donde las canciones son, en realidad, juegos a través de los cuales los niños aprenden a interactuar.
El universo musical en el que se ven inmersos los niños es un mundo lleno de posibilidades infinitas de aprendizaje no sólo a nivel musical sino también de desarrollo motor, cognitivo y afectivo-social. La música les rodea y está presente en sus vidas desde muy temprano en todo aquello que forma parte de su entorno más cercano como el hogar, el colegio y otras actividades cotidianas fuera de esos ámbitos.
En esta nueva publicación os hablamos de la importancia que tiene la educación musical en el aula.
Potencia la memoria
Desde la infancia, a medida que interactuamos con los diversos objetos que encontramos en nuestro entorno más inmediato, estamos expuestos a distintos tipos de melodías. Aún cuando los niños pequeños no han tenido un completo desarrollo neuronal, son capaces de reconocer y memorizar melodías sencillas puesto que el primer órgano que desarrollan es el oído al cuarto mes de gestación. Desde ese momento el mundo exterior comienza a formar parte de su mundo interior.
La música es un lenguaje no verbal que posee una estructura abstracta para el oyente y fomenta ciertas conexiones neuronales. La escucha de una canción puede establecer asociaciones y evocar recuerdos de manera inmediata.
Los programas musicales a nivel elemental deben centrarse en desarrollar la creatividad del niño así como la creación de sonidos musicales. El niño escucha, crea y siente todo aquello que posteriormente reflejará en su práctica musical. En la creación se utilizan todos los factores que se emplean en el aprendizaje musical: oído, ritmo y voz. Shinichi Suzuki, creador de la metodología que lleva su nombre, corrobora la idea de que el niño puede diferenciar sonidos y reconocer melodías desde temprana edad. Todo ello sustenta en parte la idea de que el niño puede comenzar su educación musical mucho antes de los seis años de edad conllevando efectos positivos en su desarrollo musical integral.
Desarrollo cognitivo y emocional
Los diferentes elementos musicales como el ritmo, melodía, matices y sonoridades instrumentales, estimulan el cerebro y favorecen que los niños desarrollen un nivel superior de concentración. La música estimula zonas del cerebro que son las responsables de tareas como la memorización, la atención, el aprendizaje del lenguaje y la coordinación psicomotriz. Contribuye asimismo al desarrollo de la concentración que necesita el niño para sus actividades, tanto lúdicas como académicas.
La música es un lenguaje encaminado a comunicar y despertar emociones. El procesamiento de la música se realiza por canales separados en un sistema multimodal para los distintos elementos temporales como son el ritmo, elementos melódicos como el tono, el timbre y la melodía u otros como la memoria y la respuesta emocional.
Los niños interpretan el mundo a partir de sus emociones siendo la música una gran aliada al procurar las mismas en ellos. La música se puede asociar con un recuerdo o con una persona amada. Por lo general es más frecuente asociar los momentos felices con canciones en modalidad mayor y los de tristeza con el uso de la modalidad menor. El niño vincula la música a la voz de su madre, pues antes y después del nacimiento ésta le canta. Es importante cantar al niño canciones personalizadas que apelen a su desarrollo afectivo. A medida que vaya creciendo aprenderá a utilizar o a escuchar la música para expresar sus emociones.
Aspecto físico
Los niños que experimentan situaciones de estrés se benefician de la terapia musical utilizada para ayudarles a calmarse, bajar los niveles de tensión o aliviar los problemas de salud. La música es capaz de animar o tranquilizar, dependiendo de cómo sea empleada. Los niños reaccionan de forma espontánea al ritmo. La musicoterapia, por ejemplo, trabaja mucho con la parte física del ser humano y con la relajación y tensión aportando métodos que estimulan estos estados en las personas. En los niños pequeños se utiliza para relajarlos cuando están alterados, ya sea por una situación de estrés o alguna condición física. Se utiliza en niños con Trastorno del Espectro Autista para tratarlos en las fases de alteración que sufren durante algún momento de frustración o intranquilidad.
La música genera endorfinas en nuestro organismo liberando dopamina, con lo cual se activan todas las áreas del cerebro reduciendo el estrés, la ansiedad y potenciando así el bienestar en los seres humanos. Todo ello deriva en un organismo repleto de energía y vitalidad mejorando la concentración. A través de la escucha de obras musicales, podemos estimular este aspecto en los alumnos generando en ellos un estado de relajación para llevar a cabo tareas que requieran de un alto grado de enfoque.
Aspecto social
Por medio de la música los niños socializan y comparten sus intereses con otros niños de edades similares. Las canciones y juegos infantiles estimulan el compañerismo y la solidaridad con sus semejantes. Entre ellos aprenden a compartir, a esperar su turno para hablar o participar, a ser solidarios y a jugar con otros niños. Deben tener la oportunidad de relacionarse para ser más sociales en el futuro jugando aquí la música un papel fundamental para el desarrollo de esta habilidad. De lo contrario podría dificultar la adaptación social y la gestión de sus emociones.
Aprendizaje de nuevos idiomas
El aprendizaje de nuevos idiomas puede verse enriquecido a través de la escucha de música en el lenguaje que estamos adquiriendo. En el caso de los niños, les ayuda a ampliar y desarrollar su vocabulario. Las canciones infantiles son una buena herramienta de aula para desarrollar las capacidades lingüísticas. Los alumnos pueden aprender palabras y reforzar conceptos aprendidos en el aula.
Ciertamente podemos concluir que la educación musical en el aula contribuye positivamente en el desarrollo integral del niño. Lo que comienza como una mera estimulación musical en la infancia, puede desembocar en una mejora de las capacidades cognitivas, físicas y sociales. Os animamos a invertir parte de vuestro tiempo en nuestras clases grupales o individuales de música que sin duda alguna enriquecerán la educación integral de vuestros pequeños.
"Es hecho imprescindible que la música sea parte del currículum de la escuela. Enseñen música y canto en el colegio de forma que no sea una tortura sino una alegría para los alumnos. Desarrollen en los niños una sed de buena música. Una sed que dure toda la vida". Zoltán Kodály, 1929.